¿Es válido soñar? (micro cuento en español y portugués)

 


El escritorio estaba en silencio.  A lo lejos se escuchaba el sonido que las botas de los soldados producían al marchar. 

 Yo era soldado, estaba cumpliendo mi servicio militar, sin embargo, no estaba entrenando con el pelotón en ese momento porque estaba atendiendo al pedido del director del cuartel, de ordenar su escritorio.

 

Él coronel estaba en el patio acompañando el entrenamiento al aire libre, mientras yo admiraba, a mi alrededor, las paredes de su escritorio donde se destacaban las conquistas del regimiento y las condecoraciones que él había recibido a lo largo de su carrera.

 

El sillón de cuero y el escritorio de madera maciza llamaron mi atención de forma especial en el momento que una ráfaga de luz entró por la ventana cuando el sol se abrió paso entre las nubes de aquella mañana de otoño.

 

El sillón era cómodo y sentado en él, seguro de que nadie me iba a ver, hice una pose de gran señor en el momento que mi mirada se distrajo al ver una biblia abierta en un rincón de la mesa.

 

La biblia atrajo mi curiosidad.  El ambiente majestuoso había motivado grandes anhelos en mi interior, así que, aprovechando la privacidad del momento, hice una breve oración y leí el pasaje de la biblia que aparecía en la página abierta.

 

“Pedid y se os dará, buscad y hallaréis, tocad y se os abrirá…”

 

Mi oración fue sencilla, lo único que le pedí a Dios fue que me permitiera, algún día, ocupar ese puesto de servicio concluyendo mi pedido con la oración del Padre Nuestro.

 

Han pasado 20 años desde ese día.  Miro a mi alrededor y aunque el escritorio y el sillón no son los mismos, la ventana aún deja entrar la luz de los intermitentes rayos de sol de las frías mañanas de otoño en el cuartel.

 

Mi nombre está escrito en una placa colgada de la puerta de entrada del escritorio donde menciona, también, que soy el director del cuartel. 

 

 Ahora ya no soy un soldado haciendo su servicio militar sino un coronel, que por amor a su patria se hizo militar y que en algún momento de su juventud le pidió a Dios que lo colocara en este puesto de servicio…

 

 Solo tengo que agradecerle a Dios por haberme permitido soñar y sobre todo por escuchar mi oración en esta, como en muchas otras ocasiones en mi vida… (*)

 

Queridos amigos, en algunos artículos, como en este, voy a narrarles con mis propias palabras historias de otras personas que han llamado mi atención por algún motivo.

 

Esta es una anécdota que le sucedió a mi suegro.  Él es una persona por la cual no siento solo admiración, sino también un gran cariño…



É válido sonhar?

 


A sala ficou em silêncio.  Ao longe podia escutar o som que as botas dos soldados produziram enquanto marchavam.  

 

Eu era um soldado, eu estava fazendo meu serviço militar, no entanto, eu não estava treinando com o pelotão naquele momento porque estava atendendo ao pedido do diretor do quartel, de organizar a sua sala.

 

O coronel estava no pátio acompanhando o treinamento ao ar livre, enquanto eu admirava, ao meu redor, as paredes onde estavam penduradas as placas com as conquistas do regimento e as condecorações que ele tinha recebido ao longo de sua carreira.

 

A poltrona de couro e a mesa de madeira maciça chamaram minha atenção de uma forma especial no momento que um raio de luz entrou pela janela naquela manhã de outono.

 

A poltrona era confortável, sentado nela, certo de que ninguém iria me ver, eu fiz uma pose de senhor no momento que meu olhar apontou a uma Bíblia aberta num canto da mesa.

 

A Bíblia atraiu minha curiosidade.  A atmosfera majestosa havia motivado grandes anseios dentro de mim, então, aproveitando a privacidade do momento, fiz uma breve oração e li a passagem da Bíblia que apareceu na página aberta.

 

"Peçam, e será dado; busquem, e encontrarão; batam, e a porta será aberta”

 

Minha oração foi simples, a única coisa que pedi naquela hora a Deus era me permitir, um dia, ocupar essa posição de serviço e concluí meu pedido, com a oração do Pai Nosso.

 

Já se passaram 20 anos desde aquele dia.  Eu olho ao redor e embora o escritório e a poltrona não sejam as mesmas, a janela ainda deixa entrar a luz dos raios intermitentes de sol das manhãs frias de outono nos quartéis.

 

Meu nome está escrito em uma placa pendurada na porta da frente da sala onde menciona, também, que eu sou o diretor do quartel. 

 

 Agora não sou mais um soldado fazendo seu serviço militar, mas sim um coronel, que por amor ao seu país tornou-se um soldado e que em algum momento na sua juventude pediu a Deus para colocá-lo nesta posição de serviço...

 

 Só tenho que agradecer a Deus por me permitir sonhar e acima de tudo por ouvir minha oração nesta, como em muitas outras ocasiões da minha vida... (*)

 

Em algumas ocasiões, como nesta, contarei com minhas próprias palavras histórias de outras pessoas que me chamaram a atenção por alguma razão.

 

Esta é uma anedota que aconteceu com meu sogro.  Ele é uma pessoa pela qual eu sinto não somente admiração, mas também um grande afeto...


Comentários

Postagens mais visitadas deste blog

La hermosa luminosidad de nuestros hijos… (texto en español y portugués)

Epifania - Nuestra Estrella de Belén (texto en español y portugués)

¡El fuego de la Fe! (Microcuento en español y portugués)