Los misterios del Alma (en español y portugués)
Esta breve frase del
libro “Los Miserables” del escritor francés Víctor Hugo, expresa una realidad
que si la aplico a una ciudad como São Paulo me llevaría a describirla
como un centro urbano, organizado y caótico, con calles limpias y paredes
sucias, con personas cálidas y frías, con riqueza y pobreza tanto material como moral,
coexistiendo permanentemente.
São Paulo es una
muestra de lo que se ve en muchas grandes ciudades donde es imposible no
preguntarse ¿Porque una ciudad tan polarizada, puede resultar atractiva a un
sinnúmero de personas de diferentes etnias y culturas que vienen desde diversas
partes del mundo a anidarse en sus rincones, como pájaros silvestres en busca
de la sombra de un frondoso árbol? Será solo por las oportunidades laborales
que en ella se encuentran o porque ofrece algo que, no siendo visible a simple
vista, la hace seductora y agradable, para vivir.
Podría decir que São
Paulo es una metrópoli formada por grupos urbanos formado a su vez por pequeños
núcleos humanos. Yo podría decir que no
vivo propiamente en Sao Paulo, sino en mi barrio Santo Amaro. También podría decir que no vivo en Santo
Amaro sino en mi restringido condominio, como en una pequeñísima ciudad.
Como imagino que
alguien leyendo este articulo puede discordar de mi simplista análisis
sociológico de la ciudad en la que vivo, donde no llego a responder el misterio
de su atractivo… considero que lo mismo sucede cuando queremos describir a una
persona.
Haciendo referencia a
“las convulsiones de una ciudad” y a los motines del alma” de la frase con la
que abrí este texto, voy a continuar, afirmando que, decir que conocemos a
alguien es extremamente pretencioso, así como decir que conocemos toda la
realidad de esta o de cualquier otra ciudad en la que vivamos solo porque analizamos
alguno de sus aspectos.
El misterio de
cualquier ser humano no se agota en el conocimiento interpersonal, aunque este
sea cotidiano y permanente. Lo que si
podemos afirmar es que nunca podremos conocer a alguien en su totalidad.
No quiero que me
malinterpreten pensando que esto que escribo es el desquite de alguna decepción
personal con alguien… sino todo lo contrario.
Es precisamente la
novedad que permanentemente tengo, al descubrir, potencias y grandezas,
conviviendo con limitaciones y defectos en mí, en mis seres queridos y en las
personas con las que me relaciono, lo que me lleva a pensar que realmente el
ser humano es un misterio.
Los conflictos del
alma a los que se refiere Víctor Hugo, creo yo, son aquellas denominadas crisis
que he experimentado muchas veces en mi interior, de las cuales puedo haber
tenido frutos positivos y otras veces frutos negativos.
La madurez, que no es
otra cosa que poco a poco profundizar y descubrir ese misterio que es mi propia
Alma, acogiéndola, queriéndola y valorizándola como lo que es, un regalo divino…
es la forma más maravillosa de encontrar nuestro verdadero camino de felicidad.
Cuando en el
transcurso de nuestra vida nuestros “motines del alma” comiencen a dar más
frutos positivos que negativos significará que nos estamos sumergiendo cada vez
más en el misterio divino que nuestro Creador dejó impreso en nuestro corazón.
Por eso pienso que
los grandes o pequeños núcleos urbanos también son misteriosos, porque son
conformados por seres misteriosos… seres que siendo, aparentemente, pequeñas
piezas de un rompecabezas, llevan en su corazón el secreto del equilibrio y del
orden de toda la humanidad.
Os Mistérios da Alma (em português )
Esta breve frase do livro "Os Miseráveis", do escritor francês Victor Hugo, expressa uma realidade que, se aplicada, a uma cidade como São Paulo me levaria a descrevê-la como um centro urbano, organizado e caótico, com ruas limpas e paredes sujas, com pessoas cálidas e frias, com riqueza e pobreza tanto material quanto moral, que coexistem permanentemente.
São Paulo é uma amostra do que se observa em muitas cidades grandes em que é impossível não se perguntar, por que uma cidade tão polarizada pode ser atraente para inúmeras pessoas de diferentes etnias e culturas que vêm de diferentes partes do mundo para fazer ninhos em seus cantos como pássaros selvagens na procura de abrigo numa frondosa arvore? Será apenas por causa das oportunidades de trabalho encontradas nela ou porque oferece algo que, não sendo visível a olho nu, a torna sedutora e agradável para viver.
Pode-se dizer que São Paulo é uma metrópole formada por grupos urbanos, formados, também, por pequenos núcleos humanos. Posso dizer que não moro necessariamente em São Paulo, mas sim, no meu bairro Santo Amaro. Eu poderia dizer, também, que eu não moro em Santo Amaro, mas sim, no meu condomínio, restrito, como em uma cidade pequena.
Imaginando que alguém lendo este artigo pode discordar da minha análise sociológica simplista da cidade onde moro, na qual não consigo desvendar o mistério de seu atrativo... suponho que o mesmo acontece quando queremos descrever uma pessoa.
Fazendo referência as “convulsões das cidades” e aos “motins da alma” da frase com que iniciei este escrito, posso afirmar que, dizer que conhecemos completamente alguém, de igual forma que dizer que conhecemos toda a realidade desta ou de qualquer outra cidade, apenas por analisarmos alguns de seus aspectos, resulta extremamente pretensioso.
O mistério de qualquer ser humano não se esgota no conhecimento interpessoal, mesmo que seja cotidiano e permanente. O que sim podemos dizer é que nunca seremos capazes de conhecer ninguém em sua totalidade.
Não quero ser mal compreendida levando a que os meus caros leitores pensem que este texto parte de uma decepção pessoal com alguém... já que é exatamente o oposto.
É precisamente, a descoberta permanente de potencias e grandezas, coexistindo com limitações e defeitos, em mim, em meus entes queridos e nas pessoas com as quais me relaciono, que me leva a pensar que o ser humano é realmente um mistério.
Os conflitos da alma aos que Victor Hugo se refere, creio eu, são aqueles chamados de crises que já experimentei muitas vezes dentro de mim, das quais posso garantir que tive tanto frutos positivos, como negativos.
É por isso que considero o amadurecimento pessoal nada mais do que ir se aprofundando gradativamente na descoberta do mistério que é a própria alma, acolhendo-a, querendo-a e valorizando-a como o que é, um dom divino. Esta é a maneira mais maravilhosa de encontrar nosso verdadeiro caminho de felicidade.
Quando, no decorrer de nossas vidas nossos “motins da alma” começam a ter mais frutos positivos do que negativos significará que estamos cada vez mais imersos no mistério divino que nosso Criador deixou impresso em nosso coração.
É por isso que eu acho que grandes ou pequenos centros urbanos também são misteriosos porque neles moram seres misteriosos... seres que, sendo aparentemente pequenas peças de um quebra-cabeça, carregam em seus corações o segredo do equilíbrio e da ordem de toda a humanidade.
*Extraído do livro de Victor Hugo "Os Miseráveis".
Muy interesante el artículo. Creo firmemente que nunca podremos decir que conocemos a alguien plenamente. Es más, como decía Ignace Leep, hay cosas de una persona A, que solamente podemos conocer a través de otra persona B. De modo que si esa persona muere B, algo de A nunca más lo podremos conocer. Así somos todos de misteriosos. Y lejos de desalentarnos, debe motivarnos a tener una actitud de admiración ante la realidad de la otra persona, sabiendo que siempre podremos ver algún aspecto que no conocíamos, y eso - definitivamente - enriquece las relaciones personales. Es más, uno mismo, profundiza el conocimiento que tiene de sí mismo, en la medida que se relaciona, y se ve reflejado a través de la persona con quien establece lazos de amistad. A fin de cuentas, eso significa ser persona, ser para el encuentro. Ser que solamente se realiza en tanto iteractúa con otras personas.
ResponderExcluirPablo.
ExcluirMuchas gracias!!! Tú comentario y referencia a Ignace Leep enriquece el artículo.