Del polvo venimos… (en español y portugués)


Hoy comenzaremos nuestra reflexión diciendo que, como seres humanos, estamos sujetos al tiempo. El tiempo es una realidad que nos recuerda permanentemente que somos seres limitados.

Anteriormente hemos hablado de cómo el hombre no acepta esta realidad luchando en todo momento por salir de ella, aunque, así como lucha por salir de ese parámetro, por otro lado, se enfrenta a situaciones que él mismo provoca, haciendo que regrese a ello.

Los cuatro jinetes

La enfermedad, la guerra, el hambre y la muerte son esos cuatro jinetes que lo acompañan en todo momento, gritándole que el tiempo se acaba. Pero ¿Cómo es posible vivir en una realidad limitada, si en todo momento deseamos salir de ella? ¿Cómo es posible vivir en un mundo en armonía si como seres humanos vivimos en constante conflicto con nosotros mismos y con los demás alimentando esos jinetes?

Miércoles de Ceniza

Considero que la Fe es la única esperanza de respuesta a esta paradoja. El ayuno, la oración y la penitencia que la Iglesia Católica propone el miércoles de ceniza es un símbolo explícito que nos recuerda que del polvo venimos y al polvo volveremos, dejando atrás los placeres corporales que el mundo proponen. Sin embargo, este recordatorio no lo debemos vivir de forma negativa, ya que también nos recuerda que ese día es solo el inicio de un camino de cuarenta días en que se nos invita a dejar de pensar solo en nosotros mismos, para hacernos solidarios.

El horizonte de la Cuaresma



Son las “armas espirituales” de la práctica de la caridad las que nos permitirán enfrentar a esos jinetes que, en los últimos tiempos, se nos han cruzado con mucha más frecuencia. El miércoles de ceniza es solo el inicio de un camino que finaliza con la esperanza de la alegría pascual en la Resurrección. Ese debe ser nuestro horizonte. No nos quedemos presos en lo temporal y en lo material, ya que las realidades espirituales son las únicas que al final brillarán en la gloria de Dios.

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Do pó viemos...

Hoje começaremos nossa reflexão dizendo que, como seres humanos, estamos sujeitos ao tempo. O tempo é uma realidade que nos lembra permanentemente que somos seres limitados. Anteriormente, falamos sobre como o homem não aceita essa realidade, lutando o tempo todo para sair dela e embora queira sinceramente sair desse parâmetro, por outro lado ele enfrenta situações que ele mesmo provoca, fazendo com que volte a ela.
Os quatro cavaleiros
Doença, guerra, fome e morte são aqueles quatro cavaleiros que o acompanham sempre, gritando-lhe que o tempo está se esgotando. Mas como é possível viver em uma realidade limitada, se em todos momento queremos sair dela? Como é possível viver em um mundo em harmonia se, como seres humanos, vivemos em constante conflito com nós mesmos e com as outras pessoas, alimentando esses cavaleiros?

Quarta-feira de Cinzas

Acredito que a Fé é a única esperança de ter uma resposta a este paradoxo. O jejum, a oração e a penitência que a Igreja Católica propõe na Quarta-feira de Cinzas é um símbolo explícito que nos lembra que do pó viemos e ao pó voltaremos, abandonando os prazeres corporais que o carnaval e o mundo propõem. No entanto, esse lembrete não deve ser vivido de forma negativa, pois ele também nos lembra que esse dia é apenas o início de um caminho de quarenta dias em que somos convidados a parar de pensar apenas em nós mesmos, para nos fazer solidários

O horizonte da Quaresma

São as "armas espirituais" da prática da caridade que nos permitirão enfrentar aqueles cavaleiros que, nos últimos tempos, cruzaram nossos caminhos com muito mais frequência. A Quarta-feira de Cinzas é apenas o começo de uma jornada que termina com a esperança da alegria da Páscoa na ressurreição. Esse deve ser nosso horizonte. Não fiquemos presos ao temporal e ao material, uma vez que as realidades espirituais são as únicas que no final brilharão na glória de Deus.

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