Mi camino de búsqueda y de reencuentro… de la mano del Siervo de Dios, Gaudí. (Español y Portugués)
Estaba cursando el tercer ciclo de estudios y, sentada en la biblioteca de la Facultad de arquitectura, ojeaba con interés un libro que tenía hermosas imágenes coloridas impresas. En esa época, familiarizarme con obras arquitectónicas era algo que tenía que hacer con esfuerzo ya que no existía internet y las revistas como Arquitectural Record o PA tenían precios absurdos, para el bolsillo pragmático de mis papás contadores, que eran los que me sustentaban. También tengo que confesar que, por no haber nacido en un hogar donde hubiese un convivio cotidiano con la ingeniería o la arquitectura, cada vez que descubría un gran arquitecto, tenía la sensación de estar participando de una revelación. El libro que leía con atención ese día estaba encuadernado en formato elegante, hecho exclusivamente sobre la obra del arquitecto catalán Antonio Gaudí y fue ahí donde encontré una frase de él, que me impresionó de forma particular. “La recta es la línea del hombre… la curva es la línea de Dios”