Mi camino de búsqueda y de reencuentro… de la mano del Siervo de Dios, Gaudí. (Español y Portugués)

 


Estaba cursando el tercer ciclo de estudios y, sentada en la biblioteca de la Facultad de arquitectura, ojeaba con interés un libro que tenía hermosas imágenes coloridas impresas.

En esa época, familiarizarme con obras arquitectónicas era algo que tenía que hacer con esfuerzo ya que no existía internet y las revistas como Arquitectural Record o PA tenían precios absurdos, para el bolsillo pragmático de mis papás contadores, que eran los que me sustentaban.

También tengo que confesar que, por no haber nacido en un hogar donde hubiese un convivio cotidiano con la ingeniería o la arquitectura, cada vez que descubría un gran arquitecto, tenía la sensación de estar participando de una revelación.

El libro que leía con atención ese día estaba encuadernado en formato elegante, hecho exclusivamente sobre la obra del arquitecto catalán Antonio Gaudí y fue ahí donde encontré una frase de él, que me impresionó de forma particular.

“La recta es la línea del hombre… la curva es la línea de Dios”

Al inicio yo no entendía mucho lo que él quería decir con esta afirmación, hasta que, en la medida que iba profundizando en su obra, descubría que para algunos autores él era un hombre de una gran piedad, fervor que parecía evidenciarse en su Obra maestra, el templo expiatorio la Sagrada Familia.

Un par de años transcurrieron después de ese feliz primer encuentro con este fantástico arquitecto, a través de las páginas de un libro, cuando me matriculé en un curso de la Facultad que se llamaba “Análisis de la Arquitectura”.  

Me parece importante destacar que coincidentemente con el curso, yo acababa de renovar mi vida de Fe que, sin extinguirse, había quedado aletargada por un tiempo, como consecuencia de la seductora vida universitaria.

Como trabajo final en ese curso, le propuse a mi escéptico profesor el tema, “La búsqueda de Dios a través de la Arquitectura”, colocando a Gaudí como personaje central de mi proyecto.

Lo que tuve como respuesta, fue una mirada desconfiada de dicho profesor que, como agnóstico declarado, no creía que yo pudiese con mi modesto trabajo basado en demostración de hipótesis, convencerlo de algo en lo que él no creía.

Hoy cuando miro para atrás descubro, que la pasión conjunta de una Fe renovada en mi caso y de una Fe consolidada en el caso de Gaudí, dieron como resultado un trabajo apasionante que me hizo ganar una excelente calificación, junto con el reconocimiento de mi estimado profesor, quien después se convertiría en mi asesor de tesis.

Muchos años han trascurrido desde esos dos significativos momentos y con mi actividad de arquitecta colgada en un pechero por casi diez años, recibí hace poco la invitación de un querido amigo el Padre Javier, sensible a Dios y al arte al igual que yo, para hacer en conjunto con él y con otros arquitectos, unas conferencias sobre Gaudí.

La arquitectura es una expresión del arte que me apasiona, en ella aprendí a ver y a analizar la realidad como un conjunto sin nunca perder de vista los detalles… algo que me impulsó en algún momento a convertirme también, en escritora.

Esta invitación del Padre Javier me llenó de alegría.  Me iba a permitir conciliar mis dos pasiones artísticas que en el atardecer cálido de mi vida se presentan como un horizonte esperanzador.

Gaudí es para mí un maestro y por qué no decirlo también… un compañero en la búsqueda personal por el sentido de mi vida profesional desde la Fe.  

Otra buena definición que tengo para él es el de amigo… quien a través de sus grandiosas obras me permitió entrar en su rico mundo interior…

Un querido Siervo de Dios… de quien tengo mucho que aprender…


Meu percurso de procura e reencontro... do lado do Servo de Deus, Gaudí. (português)

Estava no terceiro semestre da Faculdade de arquitetura e, sentada numa mesa da biblioteca, olhava com atenção um livro que tinha belas fotografias coloridas impressas.

Na época, familiarizar-me com obras de arquitetura significavam um grande esforço pessoal já que não existia internet e as revistas como Arquitectural Record ou PA tinham preços absurdos, para o bolso pragmático de meus pais contadores, que eram os que me sustentavam.

Também gostaria de contar que, por não ter nascido numa família onde existisse um convívio cotidiano com a Engenharia ou a Arquitetura, cada vez que descobria um grande arquiteto, tinha o sabor de uma revelação.

O livro que lia com entusiasmo aquele dia estava encapado em formato elegante e continha de forma exclusiva a obra do Arquiteto catalão Antonio Gaudí. Foi nesse texto que achei uma frase dele, que chamou a minha atenção de forma particular.

“A reta é a linha dos homens... a curva é a linha de Deus”

No começo eu não consegui entender muito bem o que significava aquela afirmação, até que, no aprofundamento da sua obra, descobri que para alguns autores ele era um homem muito religioso, religiosidade que parecia evidenciar-se na sua obra prima, O templo expiatório da Sagrada Família.

Dois anos se passaram desde aquele primeiro encontro com esse maravilhoso arquiteto a través das folhas dum livro, quando me matriculei num curso da Faculdade que tinha por nome “Análise da Arquitetura”.

Acho importante mencionar que coincidentemente com o curso, eu tinha renovado nesse momento a minha vida de Fe que, sem extinguir-se, tinha ficado enfraquecida por uns tempos, em decorrência da sedutora vida universitária.

Como parte do meu trabalho final nesse curso, fiz a proposta a meu cético professor do tema, “A procura de Deus a través da Arquitetura”, colocando Gaudí como personagem central da minha pesquisa.  

A resposta que tive do professor, foi um olhar desconfiado, já que por ele ser um agnóstico convicto, não achava que meu modesto trabalho baseado em demonstração de hipóteses, conseguisse convencê-lo de algo no que ele não acreditava.

Hoje eu estou ciente que a paixão conjunta da minha Fe renovada e da Fe consolidada de Gaudí, me permitiram executar um trabalho apaixonante que deu como resultado uma ótima qualificação, acompanhada do reconhecimento do meu professor, que se tornaria meu orientador do TCC.

Muitos anos tem-se transcorrido desde esses dois significativos momentos e com a minha atividade profissional de arquiteta engavetada por quase dez anos, recebi a uns meses o convite de um querido amigo, o Padre Javier, sensível a Deus e a arte assim como eu, para fazer umas palestras com ele e com outros arquitetos, sobre Gaudí.

A arquitetura é uma expressão da arte apaixonante para mim, nela aprendi a olhar e avaliar a realidade como um todo sem nunca deixar de prestar atenção aos detalhes... algo que me incentivou em algum momento, a ser escritora.

Este convite do Padre Javier me encheu de alegria. Seria possível conciliar as minhas duas paixões artísticas, a arquitetura e a escrita, neste momento em que me experimento no entardecer cálido da minha vida.

Gaudí é para mim um mestre... um companheiro na procura pessoal pelo sentido da minha vida profissional a partir da Fe.

Poderia defini-lo também como um amigo, quem pelas suas obras me permitiu acessar no seu rico mundo interior.

É um querido Servo de Deus... de quem tenho muito por aprender.


Comentários

Postar um comentário

Postagens mais visitadas deste blog

La hermosa luminosidad de nuestros hijos… (texto en español y portugués)

Epifania - Nuestra Estrella de Belén (texto en español y portugués)

¡El fuego de la Fe! (Microcuento en español y portugués)