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Mostrando postagens de janeiro, 2021

Los misterios del Alma (en español y portugués)

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  “¿Que son las convulsiones de una ciudad al lado de los motines del alma?” * Esta breve frase del libro “Los Miserables” del escritor francés Víctor Hugo, expresa una realidad que si la aplico a una ciudad como São Paulo me llevaría a describirla como un centro urbano, organizado y caótico, con calles limpias y paredes sucias, con personas cálidas y frías, con riqueza y pobreza tanto material como moral, coexistiendo permanentemente. São Paulo es una muestra de lo que se ve en muchas grandes ciudades donde es imposible no preguntarse ¿Porque una ciudad tan polarizada, puede resultar atractiva a un sinnúmero de personas de diferentes etnias y culturas que vienen desde diversas partes del mundo a anidarse en sus rincones, como pájaros silvestres en busca de la sombra de un frondoso árbol? Será solo por las oportunidades laborales que en ella se encuentran o porque ofrece algo que, no siendo visible a simple vista, la hace seductora y agradable, para vivir. Podría decir que São P

¡Me pueden sacar de ministro! (Microcuento en español y portugués)

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  Habían pasado dos horas, desde que mi “tia” Clara, había estacionado su volkswagem en la puerta de entrada del Ministerio de Vivienda en pleno Centro de Lima. Estábamos sentadas en el interior del carro, mi tía Clara, mi mamá y yo, esperando por nueve días consecutivos, la llegada del ministro. Después que mi mamá dejó de trabajar, usando su gratificación y los ahorros conyugales, ella y mi papá, habían dado una inicial a una constructora para comprar una casa en una urbanización nueva, cerca de nuestra casa alquilada. No es necesario decir todo el esfuerzo y el trabajo que, mis papás y otras familias, como la de mi tía Clara, habían tenido que hacer para poder realizar el sueño de tener su “casa propia”. Solo que… cuando existen necesidades e ilusiones, existen también algunos estafadores intentando sacar provecho de la situación… y esta constructora era la concretización de esta penosa acción. El dueño de la constructora era un ingeniero, con “cara” de honesto que, aprovechando el