¿Por qué comencé a escribir después de los 40? (en español y portugués)

Cuando era niña siempre me gustaba dibujar.  Estudiar arquitectura fue la elección lógica de mi gusto por el arte y la estética.  Trabajar como arquitecta al inicio de mi carrera me dio muchas satisfacciones, pero fue un periodo que duró relativamente poco, porque me tuve que mudar a Brasil.

En algunos de mis cuentos detallo la experiencia de vivir en otro país y de cómo, a veces, tenemos que renunciar a algunos proyectos por un objetivo mayor, que en mi caso fue cuidar de mis hijos.

Con los años mis cabellos cambiaron de color, las canas comenzaron a predominar y cansada de pintarme el pelo, decidí dejarlo así, como parte de la aceptación de que la vida pasa y los años llegan… con todo el peso de la realidad.

Una realidad que me golpeó fuerte en un inicio fue el diagnostico de demencia de mi mamá.  Ella siempre había sido una persona sensata y ahora está prácticamente sin memoria… yo ya no puedo recurrir a ella en busca de consejo.

Mis hijos están creciendo y me necesitan cada vez menos o, mejor dicho, la necesidad que tienen de mí ahora es diferente.  ¡Tiempo ya no es un problema más! O de cierta manera sí, porque si en un futuro yo estoy en la misma situación de mi mamá, no voy a tener que decirles si me buscan por… consejo.

Ese es el gran impulso que me lleva a escribir muchas de las reflexiones que he tenido en el transcurso de estos años, recreadas en historias que mezclan realidad con fantasía.  Esta es la herencia que les dejo a ellos hoy y que la extiendo también a ustedes. 

Hoy, día en que público este artículo, después de tres semanas de cuarentena por el Corona Virus, el desafío es el doble y esta frase que concluye mi idea, tiene aún, más sentido…

¡Si tengo que decir algo, lo digo ahora, porque el futuro… solamente a Dios le pertenece!

Por qué decidi escrever depois dos 40? (portugués)

Quando era criança sempre gostei de desenhar.  Estudar arquitetura foi a escolha lógica do meu gosto pela arte e pela estética.  Trabalhar como arquiteta no início da minha carreira me deu muitas satisfações apesar de ter durado pouco, porque tive que me mudar para o Brasil.

Em alguns dos meus contos detalho a experiência de viver em outro país e de como, às vezes, é necessário renunciar a alguns projetos por um objetivo maior. No meu caso foi cuidar dos meus filhos.

Com os anos meu cabelo mudou de cor, os fios brancos começaram a predominar, e cansada de tingir o cabelo decidi deixá-lo assim como uma forma de aceitar que a vida passa e os anos chegam… com todo o peso da realidade.

Uma realidade que me afetou fortemente no início foi o diagnóstico de demência da minha mãe.  Ela sempre tinha sido uma mulher sábia, e agora, está praticamente sem memória… eu já não posso buscá-la por conselho.

Meus filhos estão crescendo e precisam cada vez menos de mim, ou melhor, a necessidade que possuem de mim agora é diferente.  Tempo já não é um problema! Ou de certa forma sim, porque se em um futuro estou na mesma situação que minha mãe, não vou ter que dizer-lhes se me procuram por… conselhos.

Esse é o grande impulso que me leva a escrever muitas das reflexões que tive no decorrer destes anos, recriadas em histórias, que misturam realidade com fantasia.  Esta é a herança que deixo para eles hoje e que partilho também com vocês. 

Hoje, dia em que público este artigo, dia que completo três semanas de quarentena pelo  Corona Virus, o desafio é maior... e esta frase que finaliza minha ideia, tem ainda mais sentido.

Se tenho que dizer alguma coisa, a digo agora, porque o futuro… somente a Deus pertence.